lunes, 2 de abril de 2012

Secretamente mágicos


Foto: Blog danza ballet.


Hace unos quince años, en un programa de televisión, vi una de las transformaciones que más me han asombrado.
Enmedio del escenario había un chico muy delgado, frágil, vestía un traje negro que le quedaba un poco grande y un sombrero que, por la postura en la que estaba, no dejaba ver bien su cara. La luz lo bañaba del techo hacia abajo, y su sombra se veía larga, eso lo hacía ver aún más lánguido.
Empezó la música de flamenco, él comenzó a dar unos golpes con sus zapatos en el piso, muy despacio. Su cabeza, aunque se movía hacia los lados lentamente, aún no dejaba ver su rostro. Sus pasos eran precisos, limpios, delicados, como él.
La música fue volviéndose más intensa y él empezó a mover los pies más rápido; de repente levantó las manos y empezó a hacer palmas... su ritmo era impresionante. Se hicieron largos sus brazos y estilizados y sus manos paulatinamente comenzaron a volar. Se quitó el saco y su torso desnudo se descubrió hermoso. Así, iba incrementnando la pasión, el movimiento y mi impresión. Hasta que se quitó el sombrero, y en un momento, la cámara enfocó su mirada. Entocnes me hechizó.
Terminé de pie de ver su actuación, casi sin darme cuenta.
Era Joquín Cortés, en sus inicios.

Así, como el descubrimiento de ese atrista del baile, me emociona ver las transformaciones de un momento. Me encanta la gente que va soltando su magia poco a poco, casi sin que te des cuenta, y que sube de estatura en un instante, en un bar, un salón de clase o una novela.

Yo no sé si pueda llegar a ser como estos seres mágicos, secretamente mágicos, pero me gustaría... aprender el arte de la transformación, del hechizo momentáneo, para después, volver a ser lo que era antes... simplemente humana.

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